Increíble colección de "Flores", editada por @subsuelo238 y presentada en @darkhaus_galeria.
"Flores", por Beatriz Vignoli
“Setenta balcones hay en esta casa; setenta balcones y ninguna flor…”. Si el poeta Baldomero Fernández Moreno hubiera sido periodista, habría tocado los setenta timbres para que los habitantes respondieran a su pregunta de qué les pasa. Y sólo una ínfima minoría hubiera dicho que no le gustan las flores. La supervivencia de cada especie vegetal depende de lo atractivas que sean sus inflorescencias, y millones de años de insectos polinizadores no pueden estar equivocados. En cualquier época y cultura, guirnaldas o ramos expresan amor, pasión, devoción, homenaje. Este emblema universal de belleza y fugacidad, esta base mínima del embellecimiento de todo hábitat, presenta dos inconvenientes: 1) puede dar, además de alegría, alergia; 2) dura poco. Sin embargo ni los gladiolos y claveles pintados al óleo por Gustavo Cochet, ni las anémonas de Manuel Musto, ni las magnolias o jazmines de Rosa Aragone, ni la rosa grabada en madera por Josefa Salinas, ni los crisantemos (¿o dalias?) traídos por la cámara de Paulina Scheitlin desde otra zona del tiempo parecen haberse marchitado. Sesenta obras de arte hay en esta sala. Sesenta obras de arte y todas representan flores. Pero ninguna es igual a otra. Un motivo clásico como la flor es como esas canciones que sabemos todos: cada artista le imprime su estilo, cada época lo traduce a su lenguaje. Son flores de ficción, que no nacieron ni morirán. No es preciso regarlas ni abonarlas. No perfuman, pero sus preciosos colores resplandecen para siempre. Están ahí, hermoseando la vida entera, y no piden más que una mirada. Y nos dan tanto… Los quimonos japoneses se decoraban con flores en pleno invierno, para equilibrar arte y naturaleza. La rosa, la reina, simboliza casi todo, y a la vez “una rosa es una rosa es una rosa”, como dijo Gertrude Stein. Una flor es la excusa para hablar de la primavera que se acerca y de las esperanzas, de lo efímero y de lo que persiste.